Como dicen todos los cuentos: Había una vez ... pues en este caso, un bolso que, a pesar de tener una bonita forma, un color de moda y un tacto muy agradable, resultaba un poco triste.
- "Oh!, qué pena!" diréis vosotras a las que tanto os gustan los bolsos, "un bolso triste será incapaz de darle un toque especial a ninguna prenda por muy bonita que sea".
Efectivamente, eso mismo pensé yo, así que decidí remediar la situación.
"Buscaré ese toque especial por otra parte" me dije.
Y tras mucho cavilar me llegó la solución:
"Un cuelgabolsos será lo mejor".
Pues dicho y hecho.
Aquí tenéis a Caperucita, con bolso y todo, que, junto con esta doble lazada y las bolinas de madera, es el toque perfecto para devolver a mi bolso la alegría perdida.
Y colorín colorado ...